"En los últimos días ha surgido la hipótesis de que el gobierno
pueden equiparar los impuestos especiales sobre el gasóleo con los aplicados a la gasolina
elevándolos bruscamente en más de 10 céntimos por litro,
pasando de 61,7 céntimos el litro a 72,8. Es uno de los
escenario, puesto en blanco y negro por el Plan Presupuestario Estructural,
injustificable y extremadamente negativa, en particular para la
el mundo del transporte por carretera". Así lo destacó Cinzia Franchini,
presidente de Ruote Libere - L'Autotrasporti, una asociación de
transporte de mercancías por cuenta de terceros, explicando que "se trata de
De hecho, es evidente que la razón de ser no puede ser la de
facilitar la transacción energética: en el aumento de los impuestos especiales de la
No hay un propósito ambiental, sino solo y
exclusivamente el deseo de llegar a fin de mes por una maniobra
que promete ser lágrimas y sangre".
"Comprendemos", continuó Franchini, "que el gobierno ha
bolsillos vacíos, pero el problema no puede ser atendido por
en particular, los transportistas que, después de haber
durante varios años, un costo muy alto del combustible,
beneficiándose en los últimos meses de precios más bajos en virtud de
la reducción del costo de las materias primas. Un soplo
de oxígeno vital que el gobierno quiere asfixiar, traicionando además
todas las promesas hechas por las fuerzas políticas que lo apoyan en
campaña electoral precisamente en la reducción de los impuestos especiales. No hace falta decir que
finalmente, que esta elección perversa alimentaría los mecanismos de
la especulación en los procesos intermedios de la cadena de suministro, con un aumento de la
de los productos en las estanterías que se imputarían instrumentalmente
precisamente por los mayores costes del transporte, aunque todos sabemos que
las empresas del sector no tendrían la fuerza para aumentar su
tarifas de transporte".